Son muchos los testimonios en todo el mundo del inusual comportamiento de los animales ante la inminente ocurrencia de un terremoto fuerte.

Ante todo, debemos hablar del rango de frecuencias sensorial que presentan los seres humanos y los animales. El ser humano, por ejemplo, puede percibir ondas sonoras entre los 20Hz y 20KHz. Por definición todas las ondas sonoras por debajo de ese rango de frecuencia se conocen como infrasonoras y los sonidos que las superan se le denominan ultrasonidos. Algunos animales como los elefantes pueden vocalizar infrasonidos a 14Hz-16Hz que pueden alcanzar hasta 10Km de distancia. Otros animales como los murciélagos y delfines emiten ondas ultrasónicas entre 40KHz – 300KHz que son usadas como eco-localizador. Por otro lado, los reptiles y crustáceos tienen alta sensibilidad a pequeñas vibraciones de altas frecuencias de la tierra.

El proceso de ruptura de una falla tectónica no necesariamente ocurre en un breve periodo de tiempo. Esta deformación acumulada con el constante movimiento de las placas tectónicas se libera con pequeños y fuertes terremotos durante años. El epicentro de un sismo, solo es la localización del comienzo de una ruptura a lo largo de una falla tectónica. En dependencia de la longitud de ruptura, así será el tamaño o magnitud del sismo. Por ejemplo un terremoto de 7.0 puede romper 60 km a lo largo de la falla en que se originó, pero un terremoto de magnitud 6.0, solo rompe alrededor de 12 km. Todos los sismos que ocurren antes de un terremoto fuerte o sismo principal, localizados a lo largo de la futura zona de ruptura se conocen como precursores o premonitores, pero no existe una definición concreta del periodo de tiempo que pueden ocurrir antes del sismo fuerte. Los premonitores pueden ocurrir pocos minutos o muchos días antes de que ocurra el sismo principal. De igual forma, todos los sismos que ocurren después del terremoto fuerte, cuyo epicentro se encuentra localizado a lo largo de la zona de ruptura y no lo superan en magnitud, se le conocen como réplicas del sismo principal. Estos procesos de réplicas pueden durar varios meses en dependencia de la magnitud del sismo principal. Por ejemplo, el terremoto de magnitud 7.7 ocurrido al suroeste de Cabo Cruz el pasado 28 de enero puede generar réplicas por un periodo mayor a un año.

Tomando en cuenta el concepto de premonitores podemos usar este proceso como aumento de la probabilidad de ocurrencia de un terremoto fuerte, pero no es posible precisar en qué momento ocurrirá. Los premonitores pueden ser sismos muy pequeños, imperceptibles para el ser humano, pero en muchos casos los animales lo pueden percibir, ya sea como sonido ultrasónico o pequeñas vibraciones.

Los terremotos generan ondas sonoras en una gran gama de frecuencias. Al arribar las ondas sísmicas primarias (ondas P) a la superficie de la tierra, estas se propagan por el aire en forma de ondas sonoras. Cuando una persona siente el sonido de un terremoto ya unos segundos antes las vibraciones pasaron por sus pies, pero son tan pequeñas que no se sienten, ocasionando la falsa idea de que el sonido llega primero y el terremoto después. Esto se debe a que las ondas sonoras viajan a una menor velocidad por el aire en comparación con las ondas elásticas que viajan por el interior de la tierra. Luego unos segundos después llegan otras ondas elásticas de mayor amplitud en comparación con las primeras en arribar de forma imperceptible, pero ya el sonido fue generado por estas primeras ondas de alta frecuencia. El hecho de que no siempre se siente un sonido ocasionado por un terremoto, no quiere decir que no exista, lo que significa es que el rango de frecuencia del sonido generado por el terremoto no está en el rango audible para las personas. Para las vibraciones ocurre algo similar. Los premonitores muy pequeños pueden ser percibidos por reptiles y crustáceos.

Los intentos por implementar un sistema de predicción basado en la percepción de los animales no han podido ser validados debido a dos factores fundamentales:

1. La fuente que puede provocar un comportamiento inusual en los animales no necesariamente tiene que ser pequeños sismos o premonitores, otras fuentes como la contaminación sonora provocada por la actividad humana puede estar presente.

2. Los eventos premonitores no siempre terminan con la ocurrencia de un sismo de gran intensidad. Es muy común que ocurran sismos fuertes sin actividad premonitora o en su defecto actividad premonitora indetectable por los instrumentos sismológicos y animales.