Los terremotos generan ondas que se propagan en todas direcciones y con diferentes niveles de energía, incorporando durante su recorrido, información acumulada sobre el medio a través del cual se propagan. Estas ondas se caracterizan, de forma general, por ser complejas, estocásticas y aleatorias en el tiempo, manifestándose en un rango de frecuencias muy bajo (desde 0,0001 hasta unos 40 Hz) y con niveles de amplitud muy variados. El interés del hombre por registrar y analizar estas ondas ha estado relacionado directamente con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, específicamente la mecánica y la electrónica.